Maridaje de vinos: un vino para cada plato

Al igual que hay comidas ligeras y elaboraciones más pesadas, los vinos también se catalogan por la ligereza o el cuerpo de éste. Con el maridaje, buscamos el emparejar el plato con el vino más adecuado tratando de encontrar un equilibrio.

Aunque las normas están para romperlas, como línea general a la hora de escoger el vino para acompañar un plato nos guiamos casi siempre por unas indicaciones orientativas. Así, en función de la comida nos decantaremos por un vino blanco o uno tinto, un vino tranquilo o un espumoso.

Cómo conectar el plato con el vino

Hay diferentes técnicas para conseguir que el plato conecte con un vino.

Una manera segura para acertar es buscar la bebida que sigue la línea del plato en cuanto a intensidad de sabores (p.ej.: carnes rojas, vino tinto; pescados, vino blanco). Aunque en algunas ocasiones también puede ser interesante apostar por el opuesto creando un contraste equilibrado entre ellos.

La receta de cocinado también importa y puede variar totalmente la elección final del vino.

Y, por último pero no menos importante, investigar el lugar de origen del plato para acompañarlo de un vino de la localidad es una manera perfecta de construir un maridaje de éxito.

Conviértete en el sommelier de tu casa

Aunque dos vinos compartan el mismo color, pueden ser muy diferentes entre sí. El punto de acidez y dulzor, la maduración o el tipo de uva, entre otros factores, intervienen fuertemente en su sabor.

Por otro lado, otro factor importante en el sabor es el envejecimiento del vino, el tiempo que pasa en barrica desde su fermentación. Los vinos jóvenes son los que se cosechan y embotellan en el mismo año. Un vino crianza tiene un envejecimiento de, por lo menos, 24 meses. Y el vino reserva cuenta con un mínimo de 36 meses envejeciendo en barrica.

En el listado de maridajes que te compartimos a continuación hemos ido más allá de vinos blancos, tintos y rosados, y te orientamos sobre algunos matices que te convertirán en el sommelier de tu casa.

• Pescado blanco: Vino blanco seco, con menos de 4g/l de azúcar.
• Pescado azul: Vino blanco maduro.
• Marisco: Vino blanco muy afrutado o un blanco espumoso.
• Carne blanca (guisada o muy especiada): Vino blanco asentado.
• Carne blanca (cocinada a la plancha): Vino blanco seco o Vino tinto joven.
• Embutidos ligeros: Vino tinto joven.
• Embutidos ibéricos y quesos curados: Vino tinto crianza.
• Carne roja asada o guisada: Vino tinto crianza.
• Aperitivos y tapas ligeras: Vino rosado, espumado o tranquilo.
• Ensaladas suaves: Vino rosado brut (seco).
• Verduras: Vino blanco o rosado.
• Arroces y pastas: Vino blanco o vino rosado seco.

Esperamos que esta guía te ayude a acertar al elegir el vino para tus platos. Te invitamos a aprovechar la ocasión para degustar alguno de los excepcionales vinos de Moldavia, un secreto por descubrir. Entra a nuestra tienda de vinos para conocer la mejor selección.

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